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Movilización en Honduras pidiendo justicia por el femicidio político en contra de Berta Cáceres | Fotografía de El País de España |
Radio Progreso
Quienes asesinaron a Berta Cáceres, creyeron que asesinándola
terminarían con la lucha y resistencia del pueblo Lenca. Nunca se imaginaron
que la sangre de Berta, sería la semilla y el abono de centenares de procesos
de resistencia a nivel nacional.
El legado de Berta, no se quedó en su tumba ubicada en La
Esperanza, Intibucá. Trascendió a cada comunidad, cada pueblito, cada proceso
de resistencia y lucha en defensa de los bienes naturales, en los distintos
territorios de Honduras.
Para el representante de la Plataforma Internacional Contra
la Impunidad, Pedro Landa, Berta se multiplicó y se ha hecho millones porque
quienes ña asesinaron lo que hicieron fue encender la llama de la indignación,
del repudio de la necesidad de organizarse para pedir justicia alrededor de su
legado. Hoy es una figura de carácter mundial reconocida en todos los rincones
del mundo.
Según Pedro Landa, hay muchas organizaciones que exigen
justicia, pero que también retoman su lucha. Berta está presente en todas
las rebeldías y en todos los pueblos que están defendiendo la vida y los
territorios. Para las comunidades es una figura que les acompaña, pero también
que les inspira.
“Es un espíritu que está allí y que anima a luchar con mayor
coraje al darnos cuenta de que estamos enfrentándonos ante un sistema que no
solo es destructor de la vida, sino que también ha destruido el Estado de
derecho, que compra conciencias, que compra voluntades, jueces, magistrados,
cortes enteras”, señala Pedro Landa.
Berta desde las mujeres
Carolina Sierra del Foro de Mujeres por la Vida, Berta
representa muchas luchas en una sola mujer. Es la que defiende el territorio,
el pueblo con la misma fuerza que defendía el territorio-cuerpo de las mujeres.
Es la que se enfrentó al Estado, a las grandes transnacionales y poderes, y
desafío. También se enfrentó a los hombres que querían minimizar su voz y su
fuerza. Representa la integralidad de las luchas, en una realidad donde los
derechos humanos de las mujeres se violentan.
Recuerda que, ella desafió cotidianamente el sistema
patriarcal, su feminicidio es producto precisamente de un sistema que pretende
acallar la fuerza y las voces de mujeres como Berta. Un sistema que claramente
sabe lo que representan en las mujeres como Berta para las luchas y las
transformaciones de los pueblos.
Por su parte Eva Sánchez, directora de la organización
Intibucana de mujeres “Las hormigas”, Berta invita a seguir luchando, a
reflexionar sobre cómo pueden protegerse las mujeres, cómo pueden seguir en la
lucha por los derechos humanos, velando por el territorio cuerpo de las
mujeres. Está convencida que el asesinato de la lideresa es producto del
sistema patriarcal.
Para Cristina Alvarado, representante del Movimiento de
Mujeres Visitación Padilla, todo el liderazgo que Berta tuvo en vida no fue
suficiente para protegerla de toda la violencia gestada desde el sistema, que
ahora se hace un solo para callar voces que son contundentes y firmes, y sobre
todo creíbles. Ese sistema patriarcal que ha jugado un papel protagónico
pretendiendo dejar una imagen de Berta, totalmente diferente.
“Han estado intentando desmontar todo el trabajo de Berta,
nosotras sabemos que hay una tendencia para que la defensoría de derechos sea
criminalizada. Y es criminalizada, señalándoles como si otros intereses
oscuros, eran los que motivaban sus luchas”, dice Alvarado.
Rostros de los culpables
Berta fue asesinada en marzo del 2016 mientras descansaba en
su casa de habitación, en La Esperanza, departamento de Intibucá. Según las
denuncias del COPINH, desde lo más oscuro del sector político-empresarial con
meses de anticipación se planificó su asesinato, y aprovechando la
oscuridad de la noche; los asesinos a sueldo apagaron su vida.
Desde hace varias semanas en los juzgados de la capital,
Tegucigalpa, se realiza el juicio contra David Castillo, ex funcionario de la
empresa Desarrollos Energéticos S.A, DESA. Castillo es considerado uno de los
coautores intelectuales del crimen contra la ambientalista.
En este juicio, la misma justicia hondureña –en complicidad con
los abogados de Castillo-, se han empeñado por desprestigiar la imagen de
Berta Cáceres.
Su Hija, Berta Zúniga, quien tomó las riendas del COPINH
desde el asesinato de su madre, dice que quiénes tenían las condiciones para
determinar la comisión del crimen, eran los accionistas de la empresa
Jacobo Atala Zablah, José Eduardo Atala Zablah, Pedro Atala Zablah y Daniel
Atala Midence.
“Ésta es una de las familias que forma parte de la oligarquía
hondureña, que se dedican al mundo financiero, que tienen equipo de fútbol,
empresas de construcción y son de las familias más ricas en nuestro país,
explica.
Bertita, como la conocen sus compañeros y compañeras, dice
que también se ha corroborado mediante las comunicaciones que han salido a la
luz pública en el juicio contra David Castillo, que una de sus prácticas era el
tráfico de influencias para intentar garantizar la imposición del proyecto
hidroeléctrico Agua Zarca, y detener la lucha de Berta Cáceres, el COPINH y de
la comunidad de Río Blanco en defensa del río Gualcarque.
“Estamos hablando que es una de las familias con mayor
influencia política y económica. Esa influencia se ha manifestado de lleno en
el juicio, queriendo manipular la voluntad de la justica y empañando la imagen
de Berta Cáceres”, señala.
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